Lunes 14 de noviembre de 2022.
¡Buenos días
familia!
Era un matrimonio pobre. Ella hilaba a la puerta de su choza
pensando en su marido. Todo el que pasaba se quedaba prendado de la belleza de
su cabello negro, largo como hebras brillantes. Él iba cada día al mercado con
algunas frutas. A la sombra de un árbol, se sentaba a esperar, sujetando entre
sus dientes su pipa vacía. No llegaba el dinero para comprar un pellizco de
tabaco.
Se acercaba el día del aniversario de la boda y ella no
dejaba de preguntarse qué podría regalar a su marido. Y, además, ¿con qué
dinero? Una idea cruzó su mente. Sintió un escalofrío al pensarlo, pero al
decidirse, todo su cuerpo se estremeció de gozo; vendería su pelo para
comprarle tabaco.
Ya imaginaba a su hombre en la plaza, sentado ante sus
frutas, dando largas bocanadas a su pipa. Sólo obtuvo por su pelo unas cuantas
monedas, pero eligió con cuidado el más fino estuche de tabaco.
Al llegar la tarde, regresó el marido. Venía cantando por el
camino. Traía en su mano un pequeño envoltorio: eran unos bonitos peines para
su mujer, que acababa de comprar tras vender su vieja pipa... Abrazados rieron
hasta el amanecer.
Hoy te damos gracias, Señor, por nuestra familia, por los detalles
de cariño que tenemos unos con otros. Gracias, Señor.
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