Cuenta la leyenda india que un hombre transportaba
agua todos los días a su aldea usando dos grandes vasijas, sujetas en las
extremidades de un pedazo de madera que colocaba atravesado sobre sus espaldas.
Una de las vasijas era más vieja que la otra, y tenía pequeñas
rajaduras; cada vez que el hombre recorría el camino hasta su casa, la mitad
del agua se perdía.
Durante dos años el hombre hizo el mismo trayecto. La vasija más joven
estaba siempre muy orgullosa de su desempeño, y tenía la seguridad de que
estaba a la altura de la misión para la cual había sido creada, mientras que la
otra se moría de vergüenza por cumplir apenas la mitad de su tarea, aun
sabiendo que aquellas rajaduras eran el fruto de mucho tiempo de trabajo.
Estaba tan avergonzada que un día, mientras el hombre se preparaba para sacar
agua del pozo, decidió hablar con él:
-Quiero pedirte disculpas ya que, debido a mi largo uso, sólo
consigues entregar la mitad de mi carga, y saciar la mitad de la sed que espera
en tu casa.
El hombre sonrió y le dijo:
-Cuando regresemos, por favor observa cuidadosamente el camino.
Así lo hizo. Y la vasija notó que, por el lado donde ella iba, crecían
muchas flores y plantas.
-¿Ves cómo la naturaleza es más bella en el lado que tú recorres?
–comentó el hombre-. Siempre supe que tú tenías rajaduras, y resolví aprovechar
este hecho. Sembré hortalizas, flores y legumbres, y tú las has regado siempre.
Ya recogí muchas rosas para adornar mi casa, alimenté a mis hijos con lechuga,
col y cebollas. Si tú no fueras como eres, ¿cómo podría haberlo hecho?
REFLEXIÓN:
"Todos
nosotros, en algún momento, envejecemos y pasamos a tener otras cualidades. Es
siempre posible aprovechar cada una de estas nuevas cualidades y ver lo “bonito” de las distintas
situaciones para obtener un buen resultado".
¿Qué tenemos o por qué situación hemos pasado a
veces que nos ha aportado “VIDA”?
Os
invitamos como punto final a la oración de esta mañana a escuchar la siguiente
canción:
https://youtu.be/dneu-2JKtPg
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