1 febrero
Jueves 1 de febrero de 2024.
¡Buenos
días a todos y feliz semana! En tiempos de Jesús cuando alguien padecía una
enfermedad o tenía el corazón lleno de mala intención se decía de él o de ella:
tiene dentro un “mal espíritu”. El evangelio de hoy presenta a Jesús tan lleno
de bondad que es capaz de vencer todo mal y librar de ese espíritu malo a quien
lo padece. De este modo, la fuerza de Jesús expulsó el mal de aquél hombre que
quedó como nuevo y curado, por la intervención de Jesús en su vida.
Realizamos hoy nuestra oración con la lectura adaptada del evangelio del IV domingo de tiempo ordinario. También podemos verlo a través del siguiente enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=af1vcFXFcio
Señor
Jesús:
Hoy
hemos escuchado tu Palabra
siempre
importante, siempre sanadora,
llena
de fuerza y de luz para seguirte.
Tú
hablas con autoridad:
Convences
porque tus palabras
van
acompañadas de gestos.
Hablas
con convicción e integridad de vida.
Transparentas
a Dios y te pones al servicio de todos.
Señor,
enséñanos a reconocer los traumas y demonios,
sé
la energía de nuestros actos,
el
motor de nuestra fuerza y el amor de nuestros gestos.
Haznos
gratuitos, cercanos,
para
alumbrar oscuridades y ser compañeros de vidas.
Que
nuestro obrar cristiano
sea
una respuesta convincente y salvadora.
Sánanos
y haznos como tú,
maestros,
educadores,
transmisores
de humanidad, generadores de vida.
JESÚS ENSEÑA EN CAFARNAÚN (cf. Mc 1, 21-28)
En
un pueblo que se llamaba Cafarnaúm, había un hombre que no paraba de gritar.
Estaba como loco, y la gente le miraba con miedo y le rechazaban, porque decían
que tenía dentro un mal espíritu. Un día llegó Jesús y fue a hablar a la
sinagoga, que era el lugar de celebración de los judíos. Entonces ese hombre
empezó a gritar como loco: «Déjanos en paz, tú que hablas en nombre de Dios».
Pero
Jesús, en lugar de enfadarse con él, lo miró y dijo: «Sal de él». Estaba
mandando que lo malo de dentro de ese hombre desapareciera. Y así ocurrió. De
golpe se quedó sano. Todos los que lo vieron estaban admirados. Les sorprendía
que Jesús hablaba con sabiduría y podía acabar con las enfermedades. Así que,
aunque entonces no había televisión ni internet, en unos días todo el mundo
había oído hablar de él.
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