10 de abril de 2024

 

Miércoles 10 de abril de 2024.

Sabemos que amar al prójimo es una de las ideas más importantes que el cristianismo ha aportado a nuestras sociedades. Sabemos también que Jesús nos ha regalado una definición de prójimo que ha cambiado nuestras estructuras. Ya no es solamente la persona con la que me relaciono o a la que le tengo estima y cariño, sino que es también aquel a quien no quiero tanto y que incluso puede ser tu enemigo.

Pero nuestro prójimo también es el tipo con el que compartimos espacios, el que se para a mi lado, el que camina un par de metros detrás mío cuando voy por la calle, el que tiene casa, comida y ropa. Estamos llamados a amarlo a él también, a cuidarlo, a respetarlo y tratarlo con todo el amor que se merece. Sólo porque Dios así lo ha querido.

Tirar un chicle, dejar tu carrito de supermercado tirado en el estacionamiento o acabarte el papel higiénico del baño y no reponerlo es, aunque no lo parezca, una falta de amor al prójimo. No es que le hayamos causado un daño, pero si le incomodamos.

Pequeños detalles, estar atento a estas cosas sencillas, puede hacer que los que están a nuestro alrededor experimenten el amor que Dios quiere darles a través de nosotros, de nuestros gestos, de nuestra preocupación la vida y ciertamente, si nos toca a nosotros experimentar alguna de esas incomodidades, no vamos a quedar muy felices.

Cuéntanos: ¿Qué otros pequeños gestos podrían demostrar que amamos al prójimo como Jesús nos pidió que lo hiciéramos?

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