19 de septiembre de 2024
Jueves 19 de septiembre
Hace muchos años, cuando trabajaba como
voluntario en un hospital de Stanford, conocí a una niña llamada Liz que sufría
una extraña enfermedad. Su única oportunidad de recuperarse, aparentemente, era
una transfusión de sangre de su hermano de cinco años, que había sobrevivido milagrosamente
a la misma. Había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla.
El doctor explicó la situación al hermano de
la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana.
Yo lo vi dudar sólo un momento antes de tomar
un gran suspiro y decidir: - Si, lo haré, si eso salva a Liz. Mientras la
transfusión continuaba, él estaba acostado en una cama al lado de la de su
hermana. Estaba sonriente mientras nosotros lo asistíamos a él y a su hermana y
veíamos retornar el color a las mejillas de la niña.
Entonces, la cara del niño se puso pálida y
su sonrisa desapareció.
Él miró al doctor y le preguntó con voz
temblorosa - ¿Cuándo cree que empezaré a morirme? Siendo solo un niño, no había
comprendido al doctor; él pensaba que le daría toda su sangre a la hermana. Y,
aún así, se la daba.
Entra en tu interior
¿Qué
creyó el hermano de Liz que le sucedería al donar la sangre a su hermana?
¿Por qué
crees que, aún así, estaba dispuesto a hacerlo?
¿Qué
cualidades resaltarías en él?
¿Qué
hubieses hecho en su misma situación?
Comentarios
Publicar un comentario