3 de octubre de 2024
Jueves 3 de octubre
Érase una vez
una hija que vivía con su padre, y siempre se estaba quejando sobre las
dificultades y adversidades que se le presentaban. Estaba cansada de luchar, no
sabía cómo salir adelante y quería tirar la toalla.
Un buen día,
su padre, que era cocinero, decidió llevarla a su trabajo. Llenó tres ollas de
agua y en una añadió una zanahoria, en otra añadió huevos, y en la tercera
granos de café. Las puso a hervir sin mediar palabra, ante la mirada atónita de
su hija que se preguntaba qué estaba haciendo.
Transcurrido
un tiempo, apagó el fuego y sacó los ingredientes. Le preguntó a su hija qué
veía, a lo que ella respondió obviamente “una zanahoria, huevos y café”. El
padre le pidió que los tocara. Entonces la niña cogió las zanahorias y se dio
cuenta de que estaban blandas, mientras que el huevo, al romper su cáscara lo
notó duro. Finalmente tomó los granos de café que mantenían su forma y textura
y los olió disfrutando de aquel aroma intenso.
Su padre le
explicó que los tres ingredientes habían sido sometidos a la misma prueba, el
agua en ebullición, y sin embargo cada uno de ellos había reaccionado de forma
distinta: la zanahoria que en un principio era dura se había vuelto flácida,
débil, mientras que el huevo, cuyo aspecto inicial era delicado se había
endurecido. Los granos no habían variado, sino que su fortaleza había hecho
cambiar el estado del agua dejándola con más sabor. Finalmente, el padre pidió
a su hija que reflexionara con cuál de los tres elementos se sentía
identificada frente a un problema.
REFLEXIÓN: ¿Y tú con qué ingrediente te identificas… zanahoria, huevo o café?
Ante las dificultades de la vida debes convertirte en ese grano de
café que reacciona de forma positiva, que no huye de los problemas ni se deja
vencer, sino que gracias a su fortaleza, valentía y coraje consigue que las
cosas mejoren.
https://youtu.be/_57SJYr6P9A
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