13 de noviembre de 2024

 

Miércoles 13 de noviembre

William era uno más entre los millones de niños pobres que viven en Malawi, uno de los países más necesitados de África.

 "Antes de descubrir las maravillas de la ciencia yo era un simple granjero en un país de granjeros pobres, pero aquel año nuestra suerte se oscureció", relata William.

En 2001, una hambruna dramática asoló Malawi y tuvo que dejar la escuela. Sus padres no podían pagar la matrícula (80 dólares) de acceso a la educación secundaria.

"En mi casa comíamos sólo una vez al día, por las noches", recuerda: "Miré a mi padre y después a los campos de siembra secos. Era un futuro que no podía aceptar".

Se enfrentó a la situación entrando en una biblioteca. Tenía catorce años. Allí empezó a leer libros de ciencias, especialmente sobre física. Como no sabía inglés, al principio sólo se fijaba en los gráficos y en las fotografías, tratando de relacionar las palabras con los dibujos. Fue así como se encontró con una imagen que cambiaría su vida: la foto de un molino de viento en un libro titulado Using energy.

"El libro decía que un molino podía generar electricidad y bombear agua, y eso significaba riego, una defensa contra la hambruna que estábamos pasando en aquel tiempo". Decidió construirlo. Pero como no tenía los materiales necesarios, tuvo que conformarse con la chatarra que encontró en un almacén cercano: el aspa de un ventilador, un amortiguador, los restos de una bicicleta, tubos de PVC.

Gracias a su primer molino, llevó la electricidad a su hogar. Con doce vatios de potencia, pudo encender cuatro bombillas y dos radios. Sin embargo, William quería ayudar a toda la comunidad; y para eso necesitaba construir un molino mayor -con el tiempo construiría varios- e instalar una bomba de agua y un sistema de riego por goteo.

También lo logró, aunque desde 2007 -cuando fue invitado por primera vez a un evento TED tardaron varias semanas en encontrar su casa, los inversores se volcaron con William, aportando el capital necesario para la consecución de sus proyectos. Cuando subió al escenario tenía 19 años. "Antes de esa época, no había estado lejos de mi casa. No había visto un ordenador. Nunca había entrado en internet ni había visto un avión", recuerda.

Podemos ver su testimonio aquí:

https://www.ted.com/talks/william_kamkwamba_on_building_a_windmill?language=es&utm_campaign=tedspread&utm_medium=referral&utm_source=tedcomshare (en inglés aunque con subtítulos)

 

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