17 de marzo de 2025

 

Lunes 17 de marzo.

¡Hola! Yo me llamo Pedro, ¿y tú cómo te llamas?

Yo soy un apóstol y amigo de Jesús. Siempre lo he amado y estoy tan agradecido con Él, porque me escogió para acompañarle en muchos momentos muy especiales de su vida.

Un día me llamó a mí, junto con Juan y Santiago, y subimos con Él al monte, a orar. Y mientras oraba, su rostro se puso brillante como el sol y sus vestiduras brillaban como la luz. En eso, se aparecieron Elías y Moisés, no como hombres cualesquiera, sino ya en gloria, y hablaban de su partida, que estaba para cumplirse en Jerusalén.

Mis compañeros y yo teníamos mucho sueño, pero no nos dormimos y pudimos ver la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con Él. Cuando éstos se separaron de Jesús, intervine, diciéndole a Jesús, sin saber bien lo que decía: “Maestro, es bueno estarnos aquí; vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Yo trataba de evitar que todo eso que yo veía, se acabara.

Aún estaba hablando, cuando una densa nube nos cubrió completamente y nos llenamos de temor. De la nube salió una voz que dijo: “Este es mi Hijo, mi Elegido, escúchenlo”.

Y cuando dejamos de oír la voz, nos encontramos solos con Jesús.

Todos nos quedamos callados y no le contamos a nadie nada de lo que habíamos visto.

Sin embargo, durante muchos días yo me quedé pensando ¿qué fue lo que vi? ¿Por qué subimos a un monte?

Recordé que en la historia de nuestro pueblo, el monte ha sido un lugar privilegiado para que Dios se manifieste, se dé a conocer. Pero ¿qué fue la Transfiguración de Jesús?

¡Es un gran milagro!

Es como una prueba que Jesús nos dio, de lo que es estar en el Reino de Dios. Por eso vimos a Jesús con un resplandor increíble, su rostro brillaba como el sol y sus vestidos eran súper blancos.

Padre nuestro

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