22 abril de 2025
Martes 22 de abril de 2025.
Buenos días a todos.
¡Feliz Pascua de Resurrección!
Comenzamos esta mañana el último
trimestre del curso (aunque el nombre no le corresponde ya que nos quedan
solamente dos meses para las vacaciones de verano). Es el momento de apretar
hasta el final de curso. Ahora es el momento de hacer brillar nuestras mejores
virtudes para obtener los mejores logros en estas semanas.
Y comenzamos con la alegría de
poder gritar: ¡Aleluya! ¡Jesús ha resucitado! Hay que volver a Galilea para
encontrarnos con Él, no hay que buscar entre los muertos al que está entre los
vivos…
Por eso comenzamos con alegría invitándoos a escuchar una canción que grita bien fuerte, ¡resucito! El enlace para escuchar la canción es el siguiente:
https://youtu.be/4T-Eq67nOUg
Una vez escuchada la canción
escuchamos el siguiente texto, adaptación del evangelio del domingo de Pascua.
Habían pasado tres días desde que
Jesús murió. Y una mañana, tan temprano que aún era de noche, María Magdalena
fue a donde lo habían enterrado. Iba como a veces van las personas al
cementerio, para rezar, para despedirse de su amigo, para llorar un poco porque
estaba triste. Pero Jesús no estaba enterrado como enterramos hoy a las
personas. En su época los ponían como en unas cuevas que llamamos sepulcros, y
la puerta del sepulcro era una roca enorme muy pesada y difícil de mover.
Al
llegar, María vio que la losa del sepulcro de Jesús estaba apartada. Le dio un
susto tremendo, y como no sabía si entrar o qué hacer, se fue a buscar a otros
amigos de Jesús. Al llegar donde estaban Pedro y Juan, dos de sus mejores
amigos, les dijo: “Creo que alguien se ha llevado el cuerpo de Jesús a algún
sitio que no sabemos” (porque ella aún no se imaginaba que Jesús pudiera estar
vivo).
Los
dos amigos de Jesús empezaron a correr, juan, que era más joven y delgado, iba
muy rápido. Juan miró desde la puerta, y se quedó sorprendido porque las vendas
con las que habían envuelto el cuerpo de Jesús estaban tiradas en el suelo.
Cuando llegó Pedro se atrevió a entrar, y vio las vendas en el suelo y otra
tela con la que habían cubierto la cabeza de Jesús, bien doblada. Juan entró
también. Y allí empezaron a comprender lo que había parado. Sintieron que nadie
se había llevado el cuerpo de Jesús a otro sitio, sino que estaba vivo. Y por
fin entendieron lo que algunas veces les había dicho de que al final resucitaría.
Por eso empezaron a sonreír, contentísimos.
REZANDO VAMOS. Ciclo C. José Mª Rodríguez Olaizola.
Un día antes impartió la bendición "Urbe et Orbi" en la plaza de San Pedro del Vaticano a todo el Pueblo cristiano.
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